martes, 12 de diciembre de 2006

SEXTO IDIOMA (Del libro De Puño y Letra, 1999)

Como este delirio infinito colgado
de la ventana floreada tantas veces en el techo en
mis ojos
para repetirme, repetirme
qué hago aquí parada en medio del patio
cortando naranjas
hablando sola a una tierra muda
-que me respire la menta-

Me hará bien pisar el pasto húmedo
que caigan los pájaros a dormir
entre mis piernas de nido
tengo guindas secas en mis manos
para dormir en barbecho a tu hora de la siesta.

Pero aparecen mis cabezas
y cuando quiero tocarlas desaparecen
de los sueños de sal aguadas estatuas
¿por qué miré para atrás?
si yo sabía, sabía
tráiganmelas.

Traigan todas mis cabezas

La que dejé olvidad en la ventana del tren
La apoyada en mi mano de dolor
La destrenzada
La loca que se partió en dos
La llena de voces
La llena de una sola voz, es la que más me
importa
La doble de dos cabezas
La mitológica que vio con un solo ojo
La alegre que bailó encima de la mesa
La irreverente que tuvo piedad
La sumergida en el agua de tu río
La volada por el viento del Sur
La poeta que besó al poeta anónimo
La sacrosanta bestia que inventó el fuego
La helada de miedo de hace dos inviernos
La triste hecha agua en la tumba de mi padre
La hacedora de puentes levadizos
La bienaventurada de hace veinte años
La salvadora libre de pecado, no la encontrarás
La transparente que no se pudo tocar
La que hibernó cuando te convertiste en oso
La sorprendida de verte
La tibia y suave cuando ama
La aguada y temblorosa después de haber
amado.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Marcela, siempre es bueno inundarse de Buena Poesía...
Gracias, por el privilegio de leerte.

Issis

Ana María Vilchez dijo...

Marcela, felicidades por esta creación que hace que puedas llegar a muchas más gente.
Este poema es buenísimo como para cargarlo en la solapa...